Aunque la inversión pública es uno de los motores para mantener el crecimiento económico, el Poder Ejecutivo no puede incitar a gastar sin control, como la propuesta lanzada a los núcleos ejecutores para que utilicen hasta dos mil millones de soles en obras de infraestructura no mayores a 500 mil soles cada una, olvidando, además, de potenciar y alentar mecanismos como la inversión privada. Es positivo acelerar el gasto público, pero también lo es, como lo hemos dicho en anteriores columnas editoriales, poner la mirada en el capital privado, sobre todo en esta etapa en la que requiere de estímulo para evitar que se siga contrayendo, pese al entusiasmo del gobierno y de los gremios empresariales. El Scotiabank estima que la inversión privada caerá este año en 3.4%, mientras que Macroconsult es mucho más severo, pues proyecta una disminución de 7%.Por ello, tal como decíamos en nuestro editorial de la víspera, es lamentable que el presidente haya omitido ratificar en su mensaje por 28 de julio las acciones que se tomarán para mejorar la competitividad de la empresa privada, objetivo que dio a conocer días atrás el ministro de Economía, Luis Carranza. Es importante resaltar que no se trata de crear incentivos, sino de generar un clima favorable para las inversiones, que atraviesa por establecer un clima de paz social, agilizar los trámites públicos, dotar de mayor transparencia a las acciones de los gobiernos nacional, regionales y locales y mejorar la infraestructura.Es primordial entender que la prioridad del Poder Ejecutivo no debe ser gastar más, sino hacerlo con eficiencia, sentido que se le debe dar al trabajo que van a desarrollar los núcleos ejecutivos.Es loable lo que se quiere hacer, pero sería mucho más meritorio si antes de que se pongan en marcha esas unidades, formadas por organizaciones populares, como asentamientos humanos, se supiera la política de inversiones que seguirán, puesto que ha creado muchos resquemores saber que estarán bajo la batuta de Foncodes, institución dirigida por un militante del partido de gobierno como es Carlos Arana, lo que ha generado obvias críticas de los gobiernos regionales, ya que los núcleos ejecutores podrían terminar siendo utilizados como instrumentos de propaganda durante la campaña electoral.