Los cuadros gráficos proyectados en la pantalla gigante por cada uno de los ministros mostraban las mismas contundentes conclusiones: curvas ascendentes, números azules, expectativas orgullosamente superadas y una larga relación de metas políticas estudiadas e impecablemente cumplidas. Es decir: un apretado menú estadístico con variables, según las cuales, el Gabinete del (aún impopular) Alejandro Toledo aparece como un grupo sumamente eficiente y administrativamente intachable. Si el país solo se gobernara desde el Power Point, el Perú sería Finlandia. La presentación de los 16 titulares de cartera en el local de la Presidencia del Consejo de Ministros dejó un alucinante saldo de buenas noticias. La primera de ellas es que los compromisos asumidos el 2004 en la hoja de ruta --esa suerte de agenda madre planteada por el Gobierno-- han sido desarrollados, según sus diagramadores, en un 75%. "Debe faltarnos alrededor de un 25% de aquí a junio del próximo año. Recordemos que la hoja de ruta eran objetivos generales, crecimiento, estabilidad, fortalecimiento de acciones cívicas entre otros", explicó el primer ministro Carlos Ferrero, quien pidió a la población analizar con tranquilidad los logros de la actual administración.