El Perú está entrampado en sus propios errores, avivados por quienes están demostrando poca voluntad, como es el caso de los huelguistas, o incapacidad, como el de las autoridades, para desarrollar un diálogo eficiente. En tanto, el bloqueo de carreteras continúa, el comercio está semiparalizado en importantes provincias del país, y en Lima, los de siempre amenazan con más marchas y mayor caos.Si bien es cierto que el propio primer ministro está en las zonas en conflicto, hasta el momento es poco lo que ha logrado. Pero lo peligroso es que Yehude Simon, casi sin vida en un Gabinete que intenta ser estirado como chicle, está hipotecando el futuro político de su sucesor, pues está suscribiendo compromisos que podrían resultar imposibles de ejecutar en el futuro.Los radicales opositores se han percatado de esta debilidad y comienzan a maximizar sus exigencias. Por ejemplo, en Sicuani, el jefe del Gabinete propuso revisar las concesiones mineras otorgadas en el Cusco. Los dirigentes, envalentonados, dieron un salto más adelante, y exigen ahora la anulación de todas las concesiones mineras.Caso similar es el de Andahuaylas, donde los comuneros han logrado que se comprometa a revisar la Ley de Recursos Hídricos, a que el Estado no entregue concesiones mineras sin consentimiento de las comunidades y a no privatizar el aeropuerto de Huancabamba, y otro tanto sucede en La Oroya, donde los trabajadores de Doe Run esperan ayuda financiera y los pobladores también reclaman lo suyo.Aún estamos a tiempo de preguntarnos qué pasará cuando el nuevo premier incumpla los inviables compromisos asumidos, como la anulación de las concesiones mineras. Pues, no tenemos que hacer demasiado esfuerzo para imaginar la respuesta: las protestas se multiplicarán. Será esta la razón por la que algunos desean que Simon Munaro continúe en el gabinete, y de esta manera permitirle que siga firmando actas de imposible ejecución, el pretexto perfecto para que los agitadores mantengan el caos.Mientras tanto, pocos notan que la economía comienza a resentirse, más allá de aumentos de precios coyunturales. Recordemos que el BCR ha advertido que si la situación continúa como hasta ahora, podría afectarse el clima que atrae a los inversionistas.