Con el mismo énfasis con el que reclamamos mecanismos de diálogo desde el poder, también señalamos sin ambages a los agitadores profesionales que están a la caza de cualquier conflicto para convertirlo en revuelta. Un caso concreto lo tenemos a la vista. El candente tema del cierre de Doe Run tendrá un impacto social en La Oroya, donde la población en su mayoría depende de la actividad de esta empresa. Para atizar el conflicto, está en el lugar Robert Huaynalaya, el más radicalizado de los dirigentes del sindicato de docentes, para emitir los mensajes más apocalípticos. Es probable que en cualquier momento la Carretera Central quede bloqueada. Por un lado, será debido a la desesperación de miles de obreros y profesionales, y de otro, por sujetos que tratarán de agudizar el problema.Somos unos convencidos de que el tema privado de Doe Run debe ser resuelto por los agentes privados involucrados y de ningún modo obtener un salvataje. Sin embargo, lo que está en manos del Gobierno es encausar este conflicto de la mejor manera para que no se desborde. Los Huaynalaya de siempre estarán a la caza de cualquier traspié.