CONFLICTO AMAZÓNICO: SALUDABLE CAMBIO DE ACTITUD
19 de junio de 2009

Más vale tarde que nunca. Es saludable que el presidente de la República, doctor Alan García, haya cambiado de actitud con respecto al grave conflicto en la Amazonía. Ello, evidentemente, contribuirá a aliviar la tensión y encontrar soluciones realistas que no afecten más la gobernabilidad democrática."Es mejor una rectificación valerosa que una torpe obstinación por ver quién gana. Sé que el Parlamento así lo comprenderá", ha dicho el primer mandatario , lo que ha tenido un correlato, no exento de fricciones, en el recinto congresal, donde ayer mismo se aprobó la derogación de los decretos cuestionados. No obstante, este retroceso de la postura oficialista debe ir acompañado por una evaluación imparcial de lo ocurrido y de un control de daños del que se pueda sacar lecciones, precisamente para no repetir los mismos errores.No hay aquí derrotados ni vencedores. De lo que se trata ahora es de deslindar responsabilidades y ser autocríticos para acercar posiciones, lo que a su vez implica dejar de lado los radicalismos, la soberbia y la arrogancia.Es importante también que el presidente haya reiterado su apoyo a la gestión del jefe del Gabinete, Yehude Simon, lo que es un gesto que dignifica a ambos.Asimismo, ha reconocido que se cometió una sucesión de errores y exageraciones por parte del Gobierno, pero también ha dicho -lo que no puede soslayarse-que "agitadores y politiqueros" utilizaron los decretos para manipular interesadamente a los indígenas. Se ha dado un paso positivo, pero las cosas no terminan aquí. Esta vuelta de página no será fácil, cuando hay de por medio más de treinta muertos, centenares de heridos y una brecha profunda de incomunicación, enfrentamiento y también de manipulación de grupos politizados y violentistas. Otra lección dura que sacamos de esto es que cada vez se hace más urgente crear mecanismos de participación ciudadana, para defender la democracia con métodos democráticos. En este objetivo, se hace imperativo comprender cómo funcionan las comunidades indígenas y tratar de compatibilizar estos usos y costumbres con las normativas del Estado de derecho.Así como hay que detectar y prevenir conflictos oportunamente antes de que se vuelvan inmanejables, para lo cual la Defensoría del Pueblo ayuda mucho, corresponde a los grupos políticos y los dirigentes de la sociedad civil poner mucho más de su parte en esta causa democrática y social. Sin embargo, así como reafirmamos la pertinencia del diálogo, tenemos que recusar también el aprovechamiento político que pretenden hacer de los conflictos algunos grupos radicales y violentistas, que juegan a ser defensores de los comuneros, pero finalmente solo buscan jalar agua para su molino y desestabilizar la democracia.La gobernabilidad y la paz social se construyen con base en una relación equilibrada entre Gobierno y sociedad civil, a través de mecanismos de participación ciudadana, pero también con el respeto pleno a la vida, la autoridad legítimamente constituida, el orden y la ley.