Convertir al Perú en un país atractivo para las inversiones nos costó, en muchos casos, perder una serie de beneficios que en un panorama a largo plazo se traducirá en un desarrollo poco sostenible del sector energético.Así lo resaltó Peter Rosemblum, catedrático de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, EEUU, quien luego de un arduo análisis concluyó que el marco legal peruano para los contratos petroleros y gasíferos favorece sobre todo al inversionista a un costo demasiado alto para el Estado."El objetivo primordial de estos contratos es atraer inversión y, en varias situaciones, no son muy beneficiosos para las comunidades", dijo tras comentar que dichos contratos parecen diseñados más para recompensar a las empresas.