CÓMO DOE RUN COLONIZÓ LA OROYA
14 de junio de 2009

La Oroya tiene el paisaje de un pueblo industrial olvidado. Hay poca gente en las calles y dentro de la fundición los inmensos hornos de la minera Doe Run, que hace meses eran incandescentes, ahora son fierros congelados. No funcionan porque la minera se ha quedado sin concentrados y sin dinero. Hay poca gente circulando en las plantas. Pese a que los obreros acuden a "trabajar", todos están en reuniones orientadas a organizar las protestas diarias para pedir la ampliación del Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) de la minera. Esta es su nueva rutina. Los lemas de los trabajadores también son rutinarios: atacan al arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto, quien repetidas veces se ha opuesto a que el Gobierno dé concesiones a Doe Run; y al Gobierno, al que culpan de la situación que afrontan. Cosa curiosa, pues a todas luces es la minera la que ha ocasionado esta situación debido a sus propios manejos financieros. (Edición sábado).