Las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) le han permitido anunciar ayer al ministro de Trabajo, Juan Sheput, que el ejército de trabajadores del país sigue recibiendo entre sus filas a 350.000 hombres y mujeres cada año. Nadie ha salido a desmentirlo, pero algunos especialistas le han recordado lo que faltó precisar: nueve de cada diez personas que alimenta la población económicamente activa (PEA) pasa al batallón de informales, para quienes no existe un horario de trabajo ni un sueldo asegurado, como tampoco rigen los derechos laborales como la seguridad social, jubilación y vacaciones, según un estudio elaborado por "Análisis laboral". La cifra no es exagerada según Alfredo Chienda, de "Análisis Laboral", pues del total de la PEA --no solo los nuevos-- el 66,1% trabaja en la informalidad, según las cifras que maneja el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES). Jorge Toyama, abogado laboralista, indicó que aquel 90% no es una cifra lejana de la realidad, pues para nadie es un secreto que la informalidad crece cada vez en el país y explicó que se da un fenómeno de "formalización de lo informal", pues algunas empresas informales contratan trabajadores con sueldos mínimos o debajo de ellos.