La mecha de la "bomba" que terminó con la vida de 12 valerosos policías en la Estación N°6 de Petroperú en Imazita (Bagua) estuvo encendida desde abril, sin que ninguna autoridad gubernamental hiciera algo por apagarla. De acuerdo con material fotográfico y documental obtenido por Correo -que actualmente analiza inteligencia policial-, el ingreso a las instalaciones de Petroperú por parte de unos tres mil pobladores de las etnias awajún y wampi fue pacífico y sin resistencia policial. Sin embargo, la sangre recién llegaría al río el pasado 5 de junio, día en que los indígenas iniciaron el sangriento sacrificio de los policías. La información revela que ambas tribus ya merodeaban la estación desde el 23 de abril y tres días después algunos dirigentes lograron penetrar en el recinto petrolero. Allí habrían expuesto las razones por las cuales radicalizaban su protesta. ¿Pero quiénes estuvieron detrás de la toma de la Estación N°6? Las primeras informaciones dan cuenta de que todo se cocinó en los comités de lucha de Condorcanqui y Dominguiza, pero con el asesoramiento de representantes de la ONG Aidesep, que dirigía Alberto Pizango.