El desborde violentista en la Amazonía -con un saldo cruento de catorce muertos, once policías y tres nativos, según versión oficial, además de muchos heridos y ataques a comisarías y locales públicos- no se desencadena con la votación congresal del jueves último, orquestada por el Apra a partir de la tardanza de los humalistas, sino que es fruto del mal manejo de la situación desde el primer día. Efectivamente, es claro que en el ámbito político no se ha hecho el más mínimo esfuerzo por resolver los reclamos justos de los comuneros selváticos, lo que no debió tratarse de ninguna manera como un caso menor. Haciendo un control de daños, estamos convencidos de que faltó una política de mayor difusión sobre el contenido y la importancia de las leyes vinculadas al TLC con Estados Unidos, así como despejar la preocupación de los nativos respecto del creciente uso de la selva casi exclusivamente para la explotación petrolera. Por todo ello era exigible propiciar desde el primer momento el concurso de las comunidades para debatir estos problemas, de modo que cualquier eventual modificación legal fuese consensuada, gradual y, por supuesto, pacífica.Asimismo, ya en el ámbito de la inteligencia y la reacción de las fuerzas del orden, tocaba advertir y reaccionar con oportunidad y eficacia sobre el problema sedicioso en curso detrás de quienes apoyan al dirigente nativo Alberto Pizango.Y es que, al parecer, quienes participan en esta asonada por reivindicaciones sociales, se han contaminado y se dejan llevar por grupos radicales y violentistas, cuyos vínculos con la subversión y el terrorismo parecen evidentes. Ello a partir del ataque a locales policiales, el robo de armamento a los policías asesinados (lo que es nota característica del accionar terrorista), y la quema de vehículos y locales estatales y del partido aprista.Algo de esto ya se había detectado en la llamada Cuarta Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas hace pocos días en Puno, donde se puso en evidencia la actitud de algunos dirigentes que estuvieron a punto de llamar a un "levantamiento popular". (Edición sábado).