Hace dos días, el Ministerio del Ambiente (Minam) publicó la Política Nacional del Ambiente que servirá como base para las acciones que el Estado deberá seguir hasta el 2021, año en que el país celebrará dos siglos de su existencia como república independiente. Se trata de un avance, sobre todo considerando que el Minam acaba de cumplir apenas un año de creación y que, según parece, todavía quedan en el Gobierno sectores que no ven con buenos ojos el protagonismo que gradualmente está adquiriendo el tema ambiental en el debate sobre el desarrollo del país.El titular del Minam, Antonio Brack, ha demostrado poseer poder mediático, pues sin ser el típico "robacámara" (tampoco aparenta serlo), ha logrado que la opinión pública adquiera cierta conciencia acerca de la importancia de proteger los recursos naturales y de reducir la contaminación. No obstante, hay pocas acciones concretas y aún quedan instituciones del Estado que no muestran estar en sintonía con el mensaje de Brack.El Congreso, por ejemplo, busca derogar la Ley Forestal y de Fauna Silvestre cuando lo más eficaz sería mejorar la norma y aclarar los puntos que crean controversia. En el Ejecutivo, se están poniendo trabas a la participación del Minam en asuntos que deberían contar con su opinión especializada, tal como ocurrió con la concesión de la planta de tratamiento de aguas residuales de Taboada. De hecho, el Minam debería participar en el directorio de ProInversión, la agencia encargada de las concesiones con voz y voto, pero se dilata la decisión, lo cual no hace más que generar suspicacias.En el sector privado, la respuesta a las propuestas medioambientales ha sido tenue. Salvo el reciente pronunciamiento en el caso Doe Run, no se observa el mismo protagonismo para otros problemas medioambientales. Lo mismo sucede con la deforestación en la selva o para no ir tan lejos, con la contaminación que causa el transporte público o las emisiones de algunas empresas ubicadas en las ciudades.El Minam seguirá teniendo un camino difícil, pero su andar ha tenido un comienzo prometedor. Su meta principal será fortalecer el camino que está construyendo y seguir buscando aliados dentro y fuera del Gobierno. La presión internacional también sumará a su favor.
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