En un país como el nuestro, donde muchas veces las cosas se dejan para la última hora, resulta alarmante que el Congreso de la República aún no se haya pronunciado en torno a la modificación del cronograma de las próximas elecciones generales, entre otras propuestas presentadas por el JNE, ONPE y Reniec para que el proceso del 2006 sea realmente eficiente.Han pasado dos semanas desde que los organismos electores alertaron al Parlamento sobre lo recargado del calendario de los comicios del año entrante, ante la realización de las revocatorias municipal y regional y de un referéndum para la formación de macrorregiones.¿Estamos esperando actuar con improvisación, con lo cual se pondría en riesgo la transparencia, el orden y la limpieza de tan importantes elecciones? La Comisión de Constitución del Parlamento tiene que correr contra el tiempo. Bien podría cumplir con la revisión solicitada en mayo y no esperar hasta junio. Como ha reconocido Ántero Flores-Aráoz, "no podemos esperar hasta que San Pedro baje el dedo para hacer cualquier modificación".Bien que el presidente del Congreso se comprometa a exhortar a la Comisión de Constitución a atender cuanto antes los pedidos del sistema electoral. Pero acostumbrados como estamos a que estas exhortaciones no funcionen, el doctor Flores-Aráoz debería informar al país quién o quiénes son los causantes de la tardanza, para que mañana más tarde ellos asuman la responsabilidad si el proceso electoral tiene baches que podrían evitarse.Actuar con oportunidad es lo menos que puede hacer el Legislativo, ahora que los partidos políticos --a iniciativa del JNE-- se alistan a suscribir un Pacto Ético para desarrollar unas elecciones limpias. El reto es difícil de cumplir, aunque no imposible, considerando lo sucias que han sido ciertas contiendas electorales del pasado reciente.Necesitamos unas elecciones limpias, pero también ordenadas. Para ello es necesario que el Congreso unifique las trece normas electorales que rigen los comicios, entre ellas las referidas al voto preferencial, los plazos de inscripción de los partidos, para citar solo algunos temas prioritarios.