EN EL REINO DE LA INTOLERANCIA
22 de abril de 2005

Un rasgo lamentable que se ha instalado con fuerza en la sociedad peruana es la intolerancia, es decir, la falta de respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes a las propias.Sus expresiones se encuentran cotidianamente en el debate sobre los asuntos políticos, económicos, religiosos o sexuales, por citar algunos ámbitos donde abunda la incapacidad para entender que pueden haber opiniones diferentes a las de uno. Cuando esto sucede, inmediatamente se procede a la descalificación personal del 'oponente'. Antes de analizar las ideas discrepantes -que se pueden aceptar o no-, la práctica más frecuente es atacar con otros razonamientos que nada tienen que ver con la materia de la discusión.El Congreso es un ejemplo grotesco de la intolerancia. Quien siga cualquier sesión del pleno podrá constatar la incapacidad para siquiera oír las ideas que plantea el colega de la bancada de enfrente.En el campo religioso, en este diario hemos sido testigos en los últimos días de expresiones de intolerancia ante las opiniones de algunos de nuestros columnistas que 'osaron' plantear puntos de vista críticos sobre el papado de Juan Pablo II. Increíblemente, algunos solicitaban que ese tipo de opiniones sea censurado.El periodismo no escapa a este fenómeno. En esta profesión abundan los intolerantes que no pueden plantear un debate de ideas y de hechos sustentados, y la emprenden con descalificaciones que con frecuencia carecen de fundamento. Hay un medio, por ejemplo, que ha llegado a asociar la oposición a la instalación de un sistema bicameral en el Congreso con fujimorismo.Detrás de las actitudes intolerantes está muchas veces la arrogancia de no aceptar que puede haber otro punto de vista válido y diferente del propio. Pero también, y con mayor frecuencia, lo que existe es mediocridad para defender una posición y debilidad de ideas, así como la búsqueda angustiosa de una justificación para explicar el fracaso individual y la falta de resignación a la pérdida de vigencia, lo cual se suele atribuir a una fuerza externa, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.

  • [Perú 21,Pág. 2]
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