La época de oro del sector textil y confecciones, que hizo que las exportaciones registraran tasas récord de crecimiento superiores a 20% en los últimos cinco años, había llegado a su fin y el colapso del sistema financiero estadounidense ya empezaba a golpear a la industria local.De hecho, la situación ya se reflejaba en la producción de prendas de vestir. Según el Ministerio de la Producción, caía en noviembre por cuarto mes consecutivo, al descender 20% respecto de similar mes del 2007. Pero las cosas empeorarían apenas dos meses después, cuando los cada vez menores pedidos de los minoristas estadounidenses llevaron a las exportaciones, que hasta esa fecha se mantenían estables, a experimentar una brutal caída en enero (-38,6%) y en febrero (-22,8%) del 2009.