MUSEO DE LA MEMORIA: CONSENSO POR LA PAZ Y LA VERDAD
2 de abril de 2009

Luego de un tenso debate, finalmente el presidente de la República, Alan García, zanjó el tema y dio luz verde al proyecto del museo de la memoria, que será liderado por el laureado escritor Mario Vargas Llosa, con un enfoque amplio, plural e inclusivo y ajustado a la verdad histórica. Esto es sumamente positivo y saludable para la nación que no puede olvidar los graves excesos a que llevó la insania terrorista, con un altísimo costo en vidas humanas, pobreza y odioso enfrentamiento entre peruanos, que no podemos olvidar y menos repetir. Por lo mismo, era un absurdo y una paradoja lamentable que, en los meses recientes, una iniciativa intrínsecamente positiva, como lo demuestra la experiencia de otros países, amenazara con convertirse en otra manzana de la discordia entre los peruanos. Ello al punto de revivir la confrontación del pasado que precisamente el museo de la memoria busca prevenir y evitar. Desde ya, es revelador que el comandante general del Ejército, Otto Guibovich, haya manifestado su apoyo a la formación de la comisión de alto nivel que preside Vargas Llosa e integran, además, connotadas personalidades de intachable trayectoria. Están allí el ex presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Salomón Lerner, junto al obispo Luis Bambarén, Fernando de Szyszlo, Enrique Bernales, Juan Ossio y Frederick Cooper. Como debe ser, y lo ha adelantado ya el jefe del Estado, el museo tendrá una visión más amplia que "Yuyanapaq", la muestra documental y fotográfica que elaboró la CVR. De lo que se trata ahora es de mostrar a los peruanos "las trágicas consecuencias que resultan del fanatismo ideológico, la transgresión de la ley y la violación de los derechos humanos". Es penoso, pero necesario, recordar que los excesos los cometieron los terroristas, pero también algunas autoridades y agentes del Estado. El tema es sumamente complejo, por lo que motiva una serie de visiones particulares e institucionales que deberán ser recogidas por la comisión de alto nivel con criterio amplio , pero también objetivo, sin sesgos polarizadores de ningún tipo. La tarea es ciertamente monumental por lo que demanda el apoyo permanente del Gobierno y de todos los estamentos de la sociedad civil y la peruanidad. En cuanto al financiamiento, debemos agradecer el apoyo del Gobierno Alemán, cuyo aporte estuvo a punto de perderse en medio del debate confuso y maniqueo de las pasadas semanas. A propósito, debemos recordar también el compromiso asumido por el alcalde de San Miguel, Salvador Heresi, quien ofreció desde esta tribuna un inmueble en su distrito para edificar la sede del museo, que nos pueda salvar "de la perniciosa amnesia colectiva". El Perú debe tener su museo de la memoria, para poder mirar al pasado sin temor y labrarnos un futuro promisorio. La única manera de evitar que las tragedias e repitan es recordando objetivamente cómo y por qué sucedieron, y tomando conciencia de la necesidad de la paz y la reconciliación. Así lo reclama la memoria de las miles de víctimas y el objetivo mayor de la reconciliación nacional y el fortalecimiento de la conciencia nacional.