Pese a la tragedia ocurrida en el centro minero de Winchumayo, donde un alud arrasó el lunes parte del campamento, dejando ocho muertos y dos desaparecidos, los pobladores de la zona siguen realizando trabajos de extracción ilegal en busca de oro."Les hemos advertido de la gravedad del asunto, sobre todo teniendo en cuenta que las lluvias continúan y hay un cerro que corre el peligro de colapsar y sepultar el lugar. Sin embargo, ellos manifiestan que de eso viven y que no tienen otro ingreso", anotó preocupada la alcaldesa de Carabaya, Nancy Rossel Angles.La situación fue constatada por el ministro de Trabajo, Jorge Villasante, quien ayer se trasladó a la zona en un helicóptero de la Policía para verificar la situación laboral de los mineros, así como las medidas de seguridad y las condiciones en que estos trabajan.