Ante el alza imparable de precios de los combustibles, tanto en el ámbito internacional como local, es imperativo que el gobierno evalúe seriamente la necesidad de tomar medidas drásticas.Ello para reducir el impacto de dichas alzas en nuestra economía, principalmente en los precios de los alimentos y transporte.Cuando es evidente que el fondo de estabilización está por agotarse, urge replantear el sistema de franja de precios, dentro de lo cual el fisco debe disminuir impuestos tan gravosos como el Selectivo al Consumo.En las actuales condiciones. Eso es técnicamente posible y necesario.Según informan reiteradamente el MEF y otros voceros del gobierno, la recaudación ha aumentado.De allí que esta disminución tendría escaso impacto en el fisco, frente a los enormes beneficios que se lograría.Pero la medida es también imperativa, para evitar no solo que los consumidores finales sigamos pagando el combustible más costosop del mundo., sino también la tentación -ya anunciada por el régimen saliente - de despilfarrar lo recaudado en proyectos populistas y electoreros.A propósito, hay que llamar también la atención sobre el manejo político que se estaría haciendo del preciod e los combustibles, permitiendo el alza de algunos pero conteniendo la de otros.Esto es una mala señala para el mercado que evidencia, una vez más, los excesos de la gestión empresarial del Estado.