En setiembre del 2005, el Congreso coincidió, después de cinco años, en un solo candidato para la Defensoría del Pueblo: Beatriz Merino. Ese día existían 33 conflictos sociales. Entonces, parecía fácil poder resolverlos: la mayoría de reclamos era de índole económico, por lo que el clima de tranquilidad económica que empezamos a vivir desde el 2003 sofocaría la mayoría de ellos debido a los índices de crecimiento e inversión. Sin embargo, después de cuatro años en el cargo, Merino afirma que el número de conflictos se ha multiplicado por seis. Ella señala que la violencia podría recrudecerse en los próximos meses, como consecuencia de la crisis internacional financiera, que afectará industrias como la minería. La mayoría de conflictos registrados por la institución se concentra en esta actividad.Desde que la administración de Toledo terminó, los conflictos se han triplicado. Este incremento en la violencia se ha producido coincidentemente en los años de crecimiento económico. ¿Qué ha pasado?Para ser concretos, entre enero del 2008 y enero del 2009, la conflictividad ha crecido 186%. Este año acabamos de reportar 20 nuevos conflictos en febrero. Es la primera vez que ocurre eso. El tema pasa por las expectativas de la gente respecto del crecimiento, así como por causas estructurales, como la pobreza, el temor a la contaminación, la ausencia del Estado como árbitro entre las empresas de carácter extractivo y las comunidades. Revisando el informe sobre conflictos de la defensoría, se ve que la mayoría de disputas es de carácter económico, más que reivindicativo. ¿Es correcto?Las luchas por el tema de la repartición del canon era un rubro que no teníamos tan marcado, así como los minero-energéticos, que representan el 85% de los conflictos.Es decir, el crecimiento económico de estos sectores ha arrastrado también una cuota de violencia.Está claro que el crecimiento exponencial de estos sectores también ha tenido como consecuencia el crecimiento del número de conflictos.(Edición sábado).