Luego de que el Gobierno cumpliera con lanzar el llamado plan anticrisis -o de estímulo económico-, lo fundamental ahora es que las medidas y proyectos se ejecuten con mucha celeridad para lograr que la economía crezca en al menos 5%, meta aceptable en esta nueva y compleja coyuntura.Ello implica, como lo han advertido ya las AFP, reducir y eliminar drásticamente las trabas burocráticas sin que se relajen los mecanismos de control. El país no puede esperar a que los efectos de la crisis internacional se empiecen a sentir de modo más agudo para recién actuar. Lo que se busca precisamente es adelantarse a ello, por lo que sería sumamente irresponsable y riesgoso perder viada.El reto es enorme. La primera etapa del plan permitirá inyectar a la economía unos 4.500 millones de soles, que serán invertidos prioritariamente en infraestructura pública, carreteras, obras de interés social y proyectos de inversión regionales.Anteayer mismo se anunció además la ejecución de 52 proyectos de infraestructura, algunos con factibilidad aprobada, con lo cual podría ampliarse el monto del plan. A ello habría que agregar medidas como el recorte del precio de los combustibles, con lo que se espera reactivar el aparato productivo.El Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) ha anunciado su disponibilidad para poner el hombro, lo que se espera pueda ser entendido e internalizado por todas sus instancias.No obstante, para pasar de las buenas intenciones a los hechos resulta también necesario formar un equipo mixto de seguimiento, integrado por representantes del Gobierno y del sector privado, que supervise la ejecución, velocidad y resultados del plan anticrisis.Aprovechando la experiencia y expertise del empresariado, este ejercicio de fiscalizar y retroalimentarse debe permitir detectar fallas, vacíos, procesos fallidos, trámites superfluos, etc.Todo ello deberá ser evaluado y corregido por las autoridades gubernamentales a la brevedad posible, si lo que se busca es eficacia, transparencia, dinamismo y competitividad.Hay otra faceta del plan que no se debe descuidar. Si bien implica disponer de nuestras reservas para que la economía no entre en recesión, tiene que ir acompañado por mayor dinamismo del sistema financiero. Ante tal urgencia, corresponde al Gobierno y al BCR rebajar las tasas de interés, eliminar todas las trabas arancelarias para la importación de bienes de capital y mantenerlas para los productos importados suntuarios.La nueva gestión del ministro Luis Carranza, en un contexto totalmente diferente de su primer destaque en el Gobierno, estará marcada por el desarrollo de este plan de estímulo, que ha generado enorme expectativa. No solo se espera promover el dinamismo empresarial, paliar el déficit de infraestructura y evitar los recortes de planillas, sino también mantener vigente el anhelado objetivo de catapultarnos al desarrollo, en lo que tan bien íbamos hasta que explosionó la crisis de Wall Street.(Edición domingo).