DÓLARES FALSOS: UNA COMEDIA DE ERRORES
8 de abril de 2005

E l tema de los dólares falsos de la serie CB-B2 se ha convertido en una intolerable comedia de errores. Sin embargo, las absurdas imprevisiones de nuestro sistema financiero no pueden trasladar alegremente sus efectos a quienes recibieron los cuestionados billetes de cien dólares, incluso desde los cajeros automáticos.Un primer responsable es el Banco Central de Reserva, que se quedó cruzado de brazos y sin capacidad de reacción ante una crisis que estaba anunciada. No hizo nada cuando el caso estalló en el país a principios de la semana pasada y, peor aun, cuando surgieron las primeras alertas internacionales que dieron cuenta de esta suerte de falsificación globalizada.¿Cómo es posible que su pomposa Oficina Central de Lucha contra la Falsificación de Numerario no pusiera los naturales candados que demanda un problema que ya se había detectado en Estados Unidos? A esa oficina del BCR parece sobrarle en nombre lo que le falta en explicaciones, porque hasta la fecha el país sigue a la espera de conocer cuál es su función y su responsabilidad.Por lo pronto, parece haber sido una cómplice muda de estos errores, toda vez que ha reconocido que sabía de la falsificación, aunque no hizo nada al respecto. En cuanto a la SBS y el defensor del Cliente Financiero, brillaron por su ausencia.Indudablemente, los otros grandes culpables son los bancos: No se ha descartado que también entregaron los cuestionados billetes en ventanillas o cajeros automáticos. ¿Más allá de las consecuencias que esto tendrá en su imagen y credibilidad, no calcularon acaso los efectos de un eventual pánico financiero o corrida bancaria? Económicamente estamos ante un problema que comprometería menos del 0,1% del total de transacciones diarias (US$250.000 o 2.500 billetes de cien dólares), pero es grave la incertidumbre. Más aun, no se puede penalizar al consumidor, que prácticamente ha sido estafado. Bien que el Indecopi haya intervenido de oficio para investigar si los bancos cumplieron con proporcionar información oportuna a sus clientes. Es positivo también que el Congreso exija que los bancos privados o el BCR compensen, sin distinción, a todos los que recibieron billetes de la serie CB-B2. Este escándalo no puede quedar impune. Alguien debe asumir la responsabilidad y no precisamente es el ciudadano.