Su despedida colmó la paciencia del propio ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz. El general Edwin Donayre se despidió ayer de la Comandancia General del Ejército con una ceremonia diseñada a su gusto que incluyó no solo un discurso emotivo con lágrimas e insultos a la prensa, sino excentricidades nunca antes vistas en este tipo de actividades castrenses, como pasearse en caballo de paso y hacerse cargar en hombros de subalternos, cual torero luego de una faena triunfal. Flores-Aráoz no quiso avalar el último show de Donayre y se retiró de la ceremonia cuando el saliente comandante general era paseado en hombros. Fuentes del Ministerio de Defensa revelaron que se podía permitir hasta el paseo en caballo de paso, pero no más.(Edición sábado).