Aunque a regañadientes, finalmente los campesinos del Frente Regional de Defensa de Andahuaylas suspendieron momentáneamente el paro agrario que prácticamente aisló a Apurímac.La irracional medida de fuerza, que no debe volver a repetirse, es un ejemplo más del facilismo con que ciertos gremios pretenden arrinconar al Ejecutivo en busca de reivindicaciones que, como en este caso, resultan descabelladas.¿cómo es posible que el frente andahuaylino bloquee carreteras, amanece con tomar oficinas públicas y suprimir los servicios de agua potable del siempre convulso Andahuaylas para obligar al gobierno a comprar su mal planificada y por consiguiente sobredimensionada producción de papa? ¿Debe premiarse la falta de previsión técnica, como durante años ha sucedido con el arroz?Hoy que al parecer se establecería el diálogo, el Ejecutivo deberá responder por una sobreproducción que no estuvo en sus manos controlar, pero que debió evitarse, mediante la sustitución de cultivos o las cuotas para ciertos productos del campo.