La Congregación de Cardenales, en su primera reunión, fijó el día y la hora del funeral del Pontífice y despejó uno de los interrogantes que aún persistían, el lugar de su enterramiento, que al final será, como parecía más probable, la cripta vaticana.Se disiparon así las débiles dudas de que pudiera ser inhumado en la catedral de Cracovia, en su Polonia natal, de donde fue arzobispo.El funeral sería considerado como el más grande registrado en la historia por la cantidad de peregrinos y jefes del Estado que participarán.