Esto no es un invento, ni una satanización, ni la búsqueda de chivos expiatorios. Correo ha constatado en varias ocasiones que efectivamente existe una corriente desestabilizadora de la democracia que se camufla detrás de las protestas provincianas y que viene logrando aceptación en las comunidades campesinas.Sus operadores suelen apelar a la desinformación, siendo sus poderosos aliados nada menos que los periodistas locales y los dueños de influyentes radios regionales: Esto está ocurriendo nuevamente en la provincia de Canchis, Sicuani (Cusco), donde durante 10 días consecutivos cerca de cuatro mil pobladores bloquearon la carretera a Puno, apedrearon a los policías desde los cerros -las imágenes son dramáticas- y destruyeron ocho entidades públicas, las que benefician precisamente a los más pobres (entre ellas el hospital, la empresa municipal del agua, el Ministerio Público, Banco de la Nación, etc.).Evidencias (volantes, videos y audios) en poder del fiscal Aquiles Peña Gómez confirman que los promotores del autodenominado Levantamiento de los Pueblos del Sur -efectuado entre el 20 de octubre y el 3 de noviembre último- no sólo defendieron una radical plataforma de lucha política que pedía desde una nueva Constitución hasta la renuncia del presidente Alan García sino que astutamente utilizaron como caballito de batalla local un tema muy sensible para el campesinado: el agua.