De poco ha valido que el primer ministro chino llame al plan de estímulo económico aprobado por Beijing "la contribución más grande al mundo". A un día de su anuncio, el optimismo ha cedido ante la cautela y los efectos han sido dispares: los commodities cerraron al alza, las bolsas vivieron una jornada mixta y los analistas comenzaron a expresar dudas sobre los efectos de la inyección de US$586.000 millones en la economía del gigante asiático.Si bien el domingo Beijing dijo que destinará 400.000 millones de yuanes para incrementar el gasto en la construcción de infraestructura hasta el 2010, apuntalar la demanda interna y reducir impuestos a los exportadores (lo que derivaría en una mayor demanda mundial de materias primas y maquinaria), ayer se revelaron detalles poco alentadores: el Gobierno Chino solo pondría el 25% del paquete y más del 50% del gasto total no es nuevo, sino una aceleración de proyectos previstos con antelación.