Hoy Genaro Matute debe cesar oficialmente en su cargo al frente de la Contraloría General de la República y si bien aún no se sabe quién será su sucesor, lo que sí queda claro son los requisitos y cualidades que este debe reunir para cumplir con las responsabilidades que establece nuestra Constitución.En principio, el próximo contralor tiene que ser un peruano de conducta intachable y de reconocida solvencia e idoneidad moral. Un profesional de primer nivel que, además, no puede estar atado políticamente a ninguna agrupación. En otras palabras, un independiente sin compromisos partidarios a la hora de supervisar de manera transparente la ejecución de los fondos públicos, vigilar los actos del aparato estatal, luchar contra la criminalidad y la corrupción dentro del Estado, incluso desde una perspectiva preventiva.Para estos efectos, la Contraloría General de la República no puede convertirse en un escenario politizado. Por lo que, como hemos postulado en esta columna, el nuevo contralor no debe ser un aprista ni tampoco un militante activo de la oposición.Su legajo profesional y privado debe estar limpio legal, ética, económica y tributariamente hablando. El país está cansado de que ciertas autoridades, en algunos casos elegidas entre bombos y platillos, tengan un pasado inapropiado que más temprano que tarde les pasa la factura, con los perjuicios que ello suele acarrear al país, a la institucionalidad, la estabilidad política y el bien común.Personajes que incurrieron en delitos o se hallan vinculados en procesos judiciales, o aquellos que fueron destituidos, cesados o inhabilitados para ejercer la función pública o sancionados disciplinariamente no pueden aspirar al cargo. Tampoco los que están envueltos en conflictos de intereses, económicos, comerciales o de cualquier otro tipo, que podrían estar tentados a utilizar la posición privilegiada de contralor para beneficiarse o beneficiar a terceros. Estas exigencias deberán ser tomadas muy en cuenta por la comisión nombrada para calificar las diferentes postulaciones que se presenten para ocupar este cargo, que, como todo indica, genera múltiples expectativas.La comisión calificadora tiene, además, otras variables para tomar en cuenta, por ejemplo, la capacidad de gestión del postulante para reformular el papel de la contraloría y convertirla en un verdadero órgano de control de los gastos públicos en todas las instancias de Gobierno: central, regional y municipal, sobre todo en el delicado rubro de las inversiones.Sería nefasto que escándalos como el de los "petroaudios" se multipliquen, sin que medie una acción preventiva y alerta de la contraloría. Ello, aparte de comprometer al Gobierno, probablemente afectaría el proceso de promoción de la inversión privada que el país necesita alentar para garantizar un crecimiento sostenido.Entretanto, el criterio de elección debe cumplir no solo con los requisitos de concurso público, sino también con las garantías de un proceso transparente y bien planificado en el cual se incluya el tiempo suficiente para las oposiciones y tachas que correspondan antes de que los respectivos expedientes lleguen a la etapa decisoria de la Presidencia de la República.Alcanzar el perfil de contralor que se describe no es imposible. Requiere de un buen trabajo de selección para elegir al mejor profesional, y del respaldo del Estado Peruano para que cumpla con su tarea de control.