La reunión presidencial de Machala, que acaba de concluir, demuestra que diez años después de firmada la paz entre el Perú y Ecuador se ha instalado entre ambas naciones un dinámico proceso de cooperación que, si bien tiene ya algunos logros importantes, puede potenciarse para desarrollar muchísimo más a las respectivas poblaciones a ambos lados de la frontera.Por lo pronto, lo sustantivo de la nueva relación bilateral es que tras los acuerdos de Brasilia se ha recuperado la confianza entre los dos países, dejando de lado una larga historia de insensatos conflictos territoriales y de permanente tensión político-militar.Según lo que se estipuló en 1998, tras el conflicto del Cóndor, debía hacerse una inversión de tres mil millones de dólares en una década. A la fecha el Perú declara haber canalizado setecientos cincuenta millones de dólares y estima alcanzar la meta de los mil quinientos millones de dólares al finalizar el actual gobierno aprista. Entre tanto, el régimen de Quito declara haber avanzado en un presupuesto de novecientos millones de dólares. Adicionalmente a ello, desde el sector privado ha prosperado el comercio que hoy supera los dos mil millones de dólares y una larga lista de inversiones en ambos países, aparte del creciente paso de turistas y las facilidades para los permisos laborales en ambos lados de la frontera.Hay, sin embargo, muchísimos retos pendientes. En lo político, pese a las diferencias ideológicas y programáticas entre los gobiernos de Alan García y de Rafael Correa, se transita por un período de convergencia que ha permitido, por ejemplo, superar una serie de discrepancias al interior de la Comunidad Andina de Naciones.Queda pendiente el tema clave del desminado de la frontera, proyecto para el cual se requiere un presupuesto en el orden de los cuatro mil millones de dólares, que son absolutamente financiables no solo con recursos propios, sino, sobre todo, con la cooperación internacional, siempre y cuando se constituya de inmediato un fondo fiduciario. Igualmente, también espera mayor voluntad política y asignación de fondos el famoso proyecto de irrigación y generación de electricidad de Puyango-Tumbes, sobre el cual se han hecho estudios desde hace nada menos que 118 años sin que se concrete, pese a su enorme potencial de beneficio de toda la zona.Por lo demás, así como hemos saludado varias veces los acuerdos conjuntos sobre el control y la represión del contrabando, hoy toca instar a que la integración peruano-ecuatoriana se acelere; y para ello apoyamos la creación de un comisionado binacional. Así, estamos convencidos de que si representantes de Quito en Lima y viceversa hacen seguimiento a los proyectos y desembolsos, se romperán los esquemas tradicionales y se optimizarán tiempos y recursos.En suma, la agenda es amplia, ¡pero avancemos sin mayores dilaciones!