Históricamente el oro ha sido la única moneda en la cual la humanidad ha confiado ciegamente. Y en esta coyuntura, en la que la crisis financiera estadounidense pone a temblar a todo el mundo, esto se está comprobando, pues el oro funge hoy de reserva monetaria para cientos de mortales que temerosos recurren a él para resguardar el valor de sus ahorros.¿Pero qué beneficios podría traer esto para el país?, se preguntará usted. El Perú es el quinto productor mundial de oro y el primero en Latinoamérica, de modo que de seguir manteniendo su cotización internacional por encima de los US$900 la onza, en los próximos dos años los beneficios podrían ser extraordinarios. Pero eso sí, el camino no es sencillo.Si algún período de la historia reciente podría catalogarse como el año dorado en el país, ese fue el 2005. En aquel momento, la producción local alcanzó el récord de 6,7 millones de onzas, lo que se debió a la significativa producción de Minera Yanacocha (ubicada en Cajamarca). En esa oportunidad, la minera produjo 3,3 millones de onzas (casi el 50% de toda la producción nacional).Sin embargo, la hazaña no se pudo mantener. En el 2006, la producción nacional cayó en 4% y en el 2007 en 19%. Todavía no hay cifras de este año, pero para Roque Benavides, gerente general de Compañía de Minas Buenaventura --copropietaria de Minera Yanacocha junto con la estadounidense Newmont-- será imposible alcanzar los volúmenes de producción del 2005. La mina cajamarquina hoy solo produce 1,6 millones de onzas y representa el 30% de la producción nacional.Entre las razones por las que cayó tan estrepitosamente la producción de la minera --y, por ende, del país-- se encuentra la fuerte presión social de la población cajamarquina para que Yanacocha no explote el emblemático Cerro Quilish, cuyo interior contiene reservas auríferas que la empresa pretendía extraer, pero que finalmente no lo hizo, dejando el mineral en el subsuelo tal vez para siempre.Carlos Gálvez, gerente de finanzas de Buenaventura, indica que en ese aspecto, Yanacocha tuvo que retirar cuatro millones de la contabilidad de sus reservas. El ejecutivo, señala que la presión social hizo que a la minera se le pusiera una banda gástrica, al limitarla en su crecimiento. "Yanacocha ya no será nunca más una mina que llegue a las dos millones de onzas", comenta con cierta molestia.