EL DESESTABILIZADOR RETIRO DE LA CGTP DEL ACUERDO NACIONAL
24 de septiembre de 2008

El confirmado retiro de la CGTP (Confederación General de Trabajadores del Perú) del Acuerdo Nacional es una muy mala señal para el sistema democrático, cuyas consecuencias deberán ser asumidas por la cúpula dirigencia actual, de cara a la representación que dice encarnar.Argumentar que el Acuerdo Nacional (AN) es un foro ineficaz es ciertamente un pretexto falaz, pues se trata de una entidad de amplia convocatoria y ratificada legitimidad que, además de trazarse objetivos de largo plazo, ha servido para afrontar serios problemas coyunturales, dentro del sistema democrático que busca defender y consolidar.Patear el tablero, entonces, es una maniobra sospechosa de la CGTP, que posiblemente pretende desmarcarse del esquema de la democracia y la gobernabilidad, para pasarse al lado de los grupos desestabilizadores y radicales que medran del río revuelto y de la agitación para servir a intereses politiqueros, ideológicos y electoreros del momento y de cara al 2011.Sin embargo, hay que recordarle a la cúpula de la CGTP su limitada representatividad, en un país donde aún la mayoría de la Población Económicamente Activa (PEA) es desempleada o informal y no tiene quien la defienda.Por lo demás, genera aun más suspicacia el protagonismo que en la decisión de retiro parece tener el líder de la CGTP, Mario Huamán. Por un lado, este no oculta sus aspiraciones políticas y hasta presidencialistas para lo cual pugna por reforzar su imagen de opositor político. Pero, por el otro lado, no ha podido dar una explicación convincente sobre la acusación de homicidio que pesa sobre él, ni sobre el supuesto apoyo que le brindó en su momento el siniestro asesor fujimorista Vladimiro Montesinos, para librarlo de culpa.En tal contexto, el retiro de la CGTP del AN sería una maniobra politiquera, o aún peor una cortina de humo, que solo serviría a intereses personales de algunos e iría a contramarcha de los propios trabajadores y del interés nacional.Por supuesto que no estamos en contra del sindicalismo, que bien orientado representa y defiende los derechos de los trabajadores. Sin embargo, recusamos la manipulación política e ideológica que hacen a veces de él las cúpulas sindicales enquistadas, contra la sana aspiración de sus asociados. Ello es mucho más grave en momentos en que la ciudadanía reclama mayoritariamente --como señalan las recientes encuestas--, una tregua social ante la inminencia de la cumbre del APEC en nuestro país.Está notificado el Acuerdo Nacional, que debiera convocar a otros representantes legítimos de los sindicatos y las fuerzas vivas a su seno; están notificados los miembros de la CGTP, para evaluar el comportamiento de sus dirigentes que los embaucan; y está notificado el país, que debe permanecer alerta ante las maniobras desestabilizadoras y muy bien orquestadas, para rechazarlas, denunciarlas y sancionarlas severamente en sus excesos violentistas.