Es sospechoso, populista e irresponsable el apresuramiento del Congreso en aprobar controvertidas normas, como la que elimina del sistema de detracción del IGV la venta de ciertos productos.Ello sin pensar en las graves consecuencias para la estabilidad económica del país, y sin siquiera proponer medidas que compensen el forado al fisco de por lo menos 180 millones. En tal contexto, la reacción del titular del MEF, Pedro Pablo Kuczynski, de amenazar con su renuncia si no se observa el proyecto, pudiese parecer en principio exagerada, pero la verdad es que cada vez se le recorta más el margen de maniobra en el ámbito recaudatorio. Efectivamente, la situación fiscal es preocupante: por un lado se recorta ingresos (previamente el TC declaró inconstitucional el anticipo adicional del Impuesto a la Renta y reconoció facultades al Poder Judicial para elaborar su propio presupuesto), mientras que del otro aumenta el rosario de pedidos de incrementos salariales. Y si estos no son atendidos, se generaría un clima de mayor confrontación social. Además, como lo han explicado los técnicos, la ley aprobada en el Congreso impide la formalización del sector agropecuario, pues uno de los objetivos de la detracción apunta a combatir la evasión. Así, pues, finalmente pierden los agricultores formales y todo el país, y solo salen ganando los mismos informales y evasores de siempre. Por todas estas razones, y teniendo como prioridad el interés nacional y la estabilidad económica y social de la nación, el proyecto parlamentario debe ser observado por el Ejecutivo.(Edición sábado).