LAS TARIFAS
22 de septiembre de 2008

En medio del debate en torno al cuello de botella generado por el incremento exponencial de la demanda de gas de parte de las empresas generadoras de electricidad y demás industrias, el tema tarifario (entendido no como la necesidad de subir las tarifas por esta situación coyuntural de falta de gas y lluvias al mismo tiempo, sino en su dimensión estructural para el sector energético) pasó casi inadvertido.Se ha venido criticando abiertamente la falta de inversión en generación hidroeléctrica, situación a la que el MEM respondió aprobando algunas normas que promuevan la inyección de capitales en este rubro.Pero lo que los expertos no dejan de advertir es que es muy difícil meter plata en generación hidroeléctrica con una tarifa (regulada) para el gas natural en un nivel artificialmente barato (US$1.40 el millón de BTU). Imposible competir. Se habla ahora de fuentes alternativas, como la energía eólica por ejemplo, donde se proyectan casi mil millones de dólares en los próximos años. La pregunta que salta a la vista entonces es: ¿las tarifas que establecen el MEM y el Osinergmin para el sector energético en general y eléctrico en particular, responden técnicamente a la realidad y necesidades presentes, pero sobre todo, futuras de ambos sectores?¿No sería un error del que nos tendríamos arrepentir mucho el mantener precios irreales que terminen afectando no sólo una retracción de inversiones sino, y lo que es peor, eventuales restricciones de servicio, con lo cual este último problema de la falta de gas suficiente, terminará siendo sólo la punta de un enorme iceberg? El otro día leí una nota del diario Expansión de España, en la que el Consejo Nacional de Energía (CNE), el Osinergmin español, anunciaba que producto de haber mantenido las tarifas en niveles irrisorios, el atraso real de la misma estaba en el orden del 30%, y que las pérdidas acumuladas para las empresas ascendían a 5,000 millones de euros.Sucede que el incremento del precio del petróleo, del acero, de la infraestructura y de los servicios en general, también ha influido notablemente en la industria eléctrica y energética, generando costos que no han podido ser trasladados a la tarifa. Incluso, producto de esta crisis financiera, en España dudan que la banca se haga cargo de la refinanciación de este irresponsable atraso.Mirémonos en este espejo y no cometamos el mismo error. No sé si será el Ceplan u otra entidad, quien junto con los reguladores, deberán hacer el trabajo de previsión del crecimiento de los mercados e industrias, pero las tarifas de los servicios regulados de ninguna manera pueden darle la espalda a una realidad mundial de incremento de costos, señala Mario Saldaña.