NO A LA EXTORSIÓN CONTRA LAS MINERAS
21 de marzo de 2005

El presidente del Congreso, Ántero Flores-Aráoz, ha llamado severamente la atención sobre el malsano clima de violencia social de las últimas semanas, azuzado por diversos grupos, que confunden las reivindicaciones legítimamente perseguidas con la abierta amenaza a la estabilidad política, jurídica y económica.El principal blanco de este doble juego, que combina el reclamo gremial con la extorsión política, viene a ser el sector minero, harto sensible por las inversiones en juego y justamente el rubro que más ingresos por exportaciones genera al país. Como muestra de ello, en el departamento de Áncash son evidentes los daños que han causado las violentas protestas contra las mineras Antamina y Barrick, a partir de un fallo del Tribunal Fiscal a favor de esta última, que la alcaldía de Huaraz y la región Áncash pretenden desconocer desde una barricada demagógica. A la espera de que se dilucide el fondo del asunto en cuestión, lo que queda claro es la existencia de un ánimo agitador, detrás del cual están no solo grupos radicales y violentistas, ONG ideologizadas, sino también algunas autoridades regionales y locales empeñadas en asegurar sus respectivas reelecciones cueste lo que cueste. Claro que hay que exigir a las empresas el cumplimiento de la ley y de los compromisos con el Estado, en cuanto al pago de regalías, canon e impuestos, así como de otras obligaciones con la comunidad y el cuidado ambiental. Lo que no puede permitirse son recusables maniobras de extorsión política y social, cuyos responsables deben ser denunciados públicamente y procesados si se tipifica algún delito. En un momento tan crítico para el país, la obligación mayor es garantizar la estabilidad del país para atraer más inversiones que generen empleo, y no avivar la convulsión que solo genera atraso. En Áncash, los pobladores ya están sufriendo una disminución significativa del flujo turístico en Semana Santa. Otra razón más para reiterar el llamado a la cordura y al diálogo, y rechazar los cantos de sirena de los agitadores profesionales de toda laya.