La publicitada renuncia del presidente de PetroPerú, Alfredo Narváez, no puede ocultar el controvertido tema de fondo: su sospechosa insistencia en exonerar de licitación pública las compras de la empresa estatal más grande del país.Como bien lo ha dicho el titular del MEF, la ley de adquisiciones puede ser engorrosa pero la solución no es saltársela a la garrocha, sino ser más ordenados y eficientes y promover las modificaciones para hacer la norma más expeditiva.Lo que no puede hacerse es usar esto como pretexto para sentar un precedente muy grave en el sistema de compras estatales que terminaría descalabrando el aparato estatal. Si las licitaciones públicas y las normas de transparencia existen es precisamente para evitar negociados y carruseles de corrupción, como ya se han dado escandalosamente en el pasado.Es más, PetroPerú -ya en el ojo de la tormenta por los malos manejos irregulares relacionados con Palacio de Gobierno - es la empresa menos indicada para solicitar un régimen de excepcionalidad.Por el contrario, lo que debe hacer la contraloría es seguir investiganco a fondo su sistema de compras e ingreso de personal.Estas controversias en el manejo de PetroPerú hacen más evidente la necesidad de avanzar hacia su concesión o privatización.Solo así se aseguraría su eficiencia y se pondría fin a la voracidad de grupos políticos o de otro tipo por sacar provecho de su irregular administración.
- [El Comercio,Pág. A 4] /