"Es realmente horrible, las colas que se forman son insoportables", afirma indignado Luis Semino, dueño de la tienda de autos ubicada en la cuadra 9 de la avenida Domingo Orué, en Surquillo. "Acabo de poner una denuncia, porque me robaron los espejos de mi camioneta. Estamos seguros de que desde que comenzaron a haber estas colas ha aumentado la delincuencia", agregó. En recorrido por grifos y gasocentros se comprobó que, efectivamente, en el cruce de las avenidas República de Panamá y Domingo Orué, existe un gasocentro que tiene, a ciertas horas del día, una larga cola de vehículos que esperan atención. Lo peor del caso es que la avenida Orué es bastante estrecha, y al coincidir las horas de máxima demanda de GNV con las horas punta del tráfico, se genera una procesión de autos que dificulta el tránsito por toda la zona. Jorge Juárez, gerente general de la Cámara Peruana de Gas Natural Vehicular, sostiene que los 41 gasocentros existentes son suficientes para los 40.500 vehículos que usan este combustible, ya que lo normal es que cada uno de ellos pueda abastecer a 1.000 vehículos. "El congestionamiento depende de las preferencias de los usuarios. Vivimos en un mercado libre y no podemos obligar a los consumidores a cambiar de horario", dijo.