QUÉ SE ESPERA DEL MENSAJE PRESIDENCIAL
25 de julio de 2008

Expectativa y no preocupación generalizada, como antaño solía ocurrir, es lo que se percibe en la población ad portas del mensaje del Presidente por Fiestas Patrias. El crecimiento económico de los últimos años, la disminución de la pobreza, los grados de inversión obtenidos de tres calificadoras internacionales, para citar solo algunos logros, están en la base de este cambio. Pero como diría el poeta, queda mucho por hacer, sobre todo en lo relacionado a la distribución más equitativa de los beneficios del crecimiento y la inclusión social. Mal haría el Gobierno en dormirse en sus laureles. Lo primero es controlar la inflación con políticas monetaria y fiscal más prudentes, considerando que la turbulencia financiera mundial tiende a agravarse. Al mismo tiempo hay que abrir los canales para un mejor diálogo social que evite la polarización política tanto en el Legislativo como con los gobiernos subnacionales. Si bien la Constitución obliga al Mandatario a hacer un recuento de lo ejecutado, ello no debería ser aprovechado para lanzar un mensaje triunfalista, con un largo recuento de obras realizadas (que muchas veces resulta aburrido), sino más bien uno que muestre con claridad y precisión los lineamientos generales que se seguirán en los tres años que restan de gobierno en los campos económico, político, social, así como sobre las reformas pendientes que se emprenderán para garantizar el crecimiento sostenido a tasas más altas y que tienen que ver básicamente con mejoras en infraestructura, capital humano (salud, educación) y ambiente propicio para las inversiones y negocios.Un mensaje del tipo: estamos en el mejor de los mundos, no solo no sería exacto sino contraproducente, porque exacerba los reclamos de los sectores sociales más desposeídos (que son muchos todavía, sobre todo en la sierra y selva) a quienes el crecimiento no les "chorrea" y que son los más propensos a ser manipulados por los grupos violentistas que no simpatizan con el modelo democrático y de mercado. El mensaje también debe ser claro en lo que respecta a mejorar la relación entre el Ejecutivo y el Congreso porque de lo contrario las reformas que se requieren seguirán entrampadas. Usted tiene la palabra, señor Presidente. ¡Feliz 28!.

  • [Gestión,Pág. 30]
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