Pese a la inestabilidad financiera y a los riesgos de desaceleración de la economía mundial, el crudo hasta hace poco marcaba récords día tras día. Pero la reciente nueva ola de la crisis subprime, impulsada por los temores de quiebra de Freddie Mac y Fannie Mae, parece haber puesto fin al alza del oro negro. Al menos por ahora.Y es que los temores de una recesión en Estados Unidos aún persisten, y en otras zonas, como en la Unión Europea, la probabilidad de una contracción de la economía es ahora más alta. El menor crecimiento de la economía mundial podría significar una menor demanda de petróleo, con la consecuente caída de su precio. Ello se ha visto, por ejemplo, en la sorpresiva menor demanda de combustible en Estados Unidos, además de un gran incremento en el nivel de inventarios, la semana pasada.Pero queda la interrogante sobre cuál es el piso que ha de tocar el crudo en esta su nueva tendencia, ya que en menos de dos semanas, ha perdido 20% en el mercado estadounidense, donde ayer cerró en 124.44 dólares. La caída del precio del crudo se produce cuando aumentan las presiones en Estados Unidos para frenar la especulación en el mercado de energía. Diversos proyectos son evaluados en el Congreso para reducir el poder de los especuladores, a quienes se señala como responsables del despunte del crudo. La caída del precio, en cierta medida, podría también estar anticipando los efectos de una eventual legislación en ese sentido.Si bien la elevada cotización del petróleo es consecuencia de una innegable mayor demanda mundial, en especial de países como China e India, la especulación ha jugado y juega un rol en la escalada de precios, aunque quizá no en una gran magnitud como algunos señalan. En todo caso no se debería esperar ver pronto los niveles de hace un año. Y si se busca continuar amortiguando el impacto del alza del crudo en los consumidores, las medidas a tomarse deberían asumir que los precios del petróleo han de seguir altos por un buen tiempo.Por ahora, la caída del crudo está trayendo cierto alivio a los mercados que vienen siendo remecidos por la crisis financiera. En naciones que además enfrentan presiones inflacionarias, como el Perú, esta tendencia debería significar también un alivio.