Con la ratificación internacional de la robustez de la economía peruana, confirmada esta vez por la calificadora de riesgo Standard & Poor"s, solo queda por delante consolidar y perfeccionar nuestra estabilidad económica, la eficiencia en el gasto público y asegurar nuestra competitividad.Son estas tres herramientas las que nos permitirán avanzar con firmeza hacia el desarrollo. Precisamente, uno de los componentes más alentadores del informe de S&P es que, junto con la baja significativa de la vulnerabilidad fiscal y externa, se diversifican las fuentes de crecimiento. Somos, asimismo, uno de los países que más crece en la región y que menor inflación posee, pese a los traumáticos cambios en el mercado internacional. Y la pobreza pasó en los últimos años de 48,7% en el 2005 a 39% en el 2007, y el crecimiento del empleo alcanza el 10%.Este reconocimiento internacional afirma también la invariable vigencia del modelo económico, basado en la inversión privada, la mejor y más sana fuerza motriz del empleo. Y resulta altamente satisfactorio que S&P compruebe un mayor consenso de la clase política ante las políticas macroeconómicas sanas.Sin embargo, queda pendiente mejorar la estructura social y económica del Perú, lo que afecta a la fragilidad del sistema político.En suma, este segundo grado de inversión es halagador, pero contiene el gran compromiso de llevar adelante un fino trabajo para seguir creciendo y creando empleo, sin riesgo de recalentamiento y con mejor distribución de la bonanza.