Ubicadas sobre las laderas de solitarias dunas que se levantan en medio del árido desierto de Paracas, las 12 únicas figuras que existen en esta inmensa bahía donde se asentó la milenaria cultura que tomó su nombre comienzan a ser amenazadas por la presencia cada vez más frecuente de mineros informales que, en su afán desmedido por extraer salitre y magnesio, se acercan peligrosamente a esta zona arqueológica.Sorprendentemente, y pese a la importancia que este conjunto de geoglifos representa en la interpretación y estudio de los antiguos hombres que poblaron esta zona desértica, estas enigmáticas figuras no han sido delimitadas, señalizadas y menos declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación.Al parecer este aparente descuido por registrarlas, delimitarlas e incluirlas en el margesí de bienes protegidos por el Instituto Nacional de Cultura ha contribuido no solo con su escasa difusión, sino, lo más preocupante, con una débil protección y conservación del sitio, advirtió el director del conocido Museo Amano de Lima, Mario Amano Watanabe.(Edición domingo).