Es justificada la fuerte reacción del presidente Alan García ante las continuas impertinencias de su homólogo boliviano Evo Morales. ¿De qué otra manera se puede reaccionar ante quien, con ímpetu digno de mejor causa, aprovecha cualquier ocasión no solo para entrometerse en asuntos soberanos de política interna sino también para boicotear las iniciativas peruanas de integración comercial con la Unión Europea y Estados Unidos? Lo último en esta escalada de ataques contra la peruanidad ha sido afirmar que Estados Unidos estaba instalando bases militares en nuestro país y convocar a los peruanos a oponerse, sea a través de marchas o protestas públicas. Eso resultó siendo una burda y mendaz especie, pero aun si fuera cierto, no corresponde a ningún país extranjero criticar una decisión soberana y legal de otro Estado; y menos soliviantar a las masas. Como no podía ser de otra manera, el Gobierno Peruano ha llamado en consulta a nuestro embajador en La Paz y el presidente García ha dicho que se revisará las relaciones con Bolivia. El canciller altiplánico David Choquehuanca ha invocado al diálogo y la normalización de las relaciones, lo que es destacable. Pero mejor sería que coordinara mejor su política exterior con el presidente Morales y, como han hecho voceros de la oposición boliviana, le advierta sobre las graves consecuencias de sus exabruptos contra el Perú.Efectivamente, Evo Morales no solo insiste en petardear la negociación en bloque que exige la Unión Europea sino que, incluso, rechaza la flexibilización de las normas andinas (de la CAN) que solicita el Perú, lo que afectaría la implementación de nuestro TLC con Estados Unidos. Todo esto no puede ser casual y más parece responder a las consignas antiimperialistas de Hugo Chávez, que utiliza a Morales, no solo para su proyecto hegemónico sino para desestabilizar al Perú y crear así las condiciones para que pueda instalarse acá un gobierno igualmente sumiso y estatista como el del presidente boliviano.Resulta lamentable que nuestra antigua relación con un país hermano como Bolivia esté siendo tan resquebrajada por su actual presidente. Pero, si no hay muestras claras de rectificación, Morales tendrá que asumir responsabilidad por el deterioro de la relación bilateral y por el eventual retiro del Perú de la CAN.