La Capital de la Biodiversidad del Perú, Madre de Dios, se enfrenta a una nueva amenaza: la "fiebre del oro" que se ha desatado por los altos precios de este mineral cotizado a nada menos que a 1300 dólares la onza (28.7 gramos) en el mercado.Miles de campesinos pobres de Puno y Cusco están bajando en busca de la quimera del oro, que evoca la célebre película de Charles Chaplin, para extraer las pepitas de oro esta vez ya no en las orillas de los ríos Madre de Dios, Colorado, Inambari y Huaypetue, sino en el subsuelo, debajo de los grandes bosques de castaña, shihuahuaco, cedro, y otras especies forestales provocando severos impactos en la biodiversidad tropical.A la fecha, se estima que aproximadamente 15 mil personas están dedicadas a extraer oro. De ellas, el 90 por ciento son mineros informales. Cada día llegan a Madre de Dios, siguiendo la vía Interoceánica en construcción, entre 200 a 500 personas, todas ellas con la mirada puesta en la minería.