Entrevista a Rolando Luque, jefe de la Unidad de Conflictos de la Defensoría del Pueblo, quien advierte que en Puno pueden desatarse nuevos escenarios de convulsión social.¿Qué visión tiene sobre lo que pasó en Moquegua? ¿La protesta se debió a las expectativas de la población o a un azuzamiento de sectores comunistas como dice el Presidente?No. Cuando usted ve doce mil personas en la calle ya no hablamos de grupos radicales, que los hay en todos los conflictos porque son personas con cierto entrenamiento para mover la calle. Pero ellos pueden ser identificados, y cuando no hay una razón fuerte, el pueblo no los acompaña. En este caso, el pueblo de Moquegua percibía que se estaban desviando recursos que por derecho les correspondían. Obviamente, hablamos del canon.Usted afirma que hay cuatro regiones (Puno, Áncash, Cajamarca y Moquegua) en las que hay conflictos sociales latentes. ¿Cuál de todos estos conflictos es el más inmediato?Hay por lo menos tres asuntos que deben verse de inmediato. Ya hemos superado la escalada de violencia en Morococha (Junín). Hace tres días la Defensoría estuvo allí y se ha iniciado el proceso de diálogo. Pero este proceso puede ser débil, si no interviene la propia autoridad llamada a resolver el conflicto. No olvide que la Defensoría no resuelve, y no pretendemos sustituir a ningún ministerio. Ese es un solo caso. ¿Cuáles son los otros dos?Está el caso de Untuca, que es una comunidad puneña que tiene un problema con la compañía minera Cartagena, que explota oro en pequeña cantidad. El problema aquí es que las instalaciones de la compañía están cercadas por la propia comunidad, y no se permite el acceso de los trabajadores. Lo bueno es que ya hemos tenido una primera conversación con los dirigentes y los representantes de la minera. Esperamos ahora que ellos precisen la fecha en la que se sentarán a la mesa de diálogo.