GASODUCTO AL SUR: ¿SIN SOGA Y SIN CABRA?
17 de junio de 2008

El Gobierno tiene entre manos un problema muy complejo que resolver: ¿Cómo guiar la política gasífera de manera que sea viable llevar gas al sur del Perú, a la vez que promover la instalación de una industria petroquímica competitiva en el país y no morir (políticamente) en el intento?Hoy existen dos alternativas: (i) el ducto de la costa que promueve Suez Energy y que partiendo de Humay (Ica) viaja por la costa hasta Ilo. Este es un ducto de 834 km y una inversión de US$ 850 millones. Suez Energy ha dicho que no requerirá de subsidios para su concreción y que estaría listo en el año 2011; (ii) el ducto andino de Kuntur que, partiendo de Camisea, atravesaría las regiones de Cusco y Arequipa con un ramal hacia Puno y dos salidas a la costa por Ilo y Mollendo. Este es un ducto de 1,085 km y una inversión estimada de US$ 1,200 millones. ¿Cuáles son los dilemas que hay que resolver?Primero: ¿quién pagará la diferencia en el monto de inversión? Pedir que sean los consumidores de gas es iluso, pues ello restaría competitividad a toda industria que use el ducto, aspecto que es particularmente sensible en el caso de la petroquímica.Segundo: estos proyectos complejos se hacen de atrás para adelante. Primero, hay que saber quién va a consumir el gas - y por tanto transportarlo - para saber si es viable construir o no el ducto. Los contratos tienen que existir antes que el ducto y son claves para financiarlo. Resulta fundamental contar con clientes iniciales que acepten compromisos en firme de compra y transporte del gas. Para el ducto costero, el propio Suez ha manifestado que ellos construirían dos plantas termoeléctricas. En el caso del ducto andino, está por verse quiénes serían los clientes iniciales y si es necesario que el Estado asuma un contrato "take or pay" o si requerirá una nueva Garantía por Red Principal (GRP).Tercero: la operación y mantenimiento de los ductos es otro elemento crucial. Mientras que operar y mantener un ducto aprovechando el derecho de vía de la carretera Panamericana Sur es muy sencillo, operar y mantener un ducto que atraviesa la selva virgen, que recorre cumbres por sobre los 4,000 metros y que tiene varios ramales, tiene que ser substancialmente más caro.Cuarto: mucho se habla de promover la petroquímica. ¿Dónde va a estar ubicada? ¿En Pisco? ¿En Ilo? La petroquímica no es competitiva a cualquier precio. Si hasta hoy no tenemos en marcha ningún proyecto de petroquímica con el gas en Pisco, ¿cómo convencer a los inversionistas de irse 800 km más al sur y pagar un mayor costo de transporte? Ambos ductos tendrán definitivamente un costo significativamente mayor que el ducto de Camisea llevando gas a Pisco. Si Suez va a tomar el gas en Humay para transportarlo hasta Ilo, quien lo reciba allí tendrá que pagar el ducto de Camisea además del nuevo ducto. El ducto andino tiene la ventaja de no tener que pagar por el uso del ducto de Camisea, pero los mayores costos constructivos y de operación definitivamente van a resultar en un costo mayor que el actual ducto de Camisea.Quinto: la experiencia internacional muestra que la petroquímica se desarrolla en forma de hubs, es decir, se instalan varias industrias complementarias en una misma locación, generando sinergias y economías de ámbito. De instalarse un primer proyecto petroquímico en Pisco, ello sería determinante para la ubicación de los siguientes proyectos. Por tanto, si se autoriza la instalación de una petroquímica de envergadura en Pisco, estaríamos minando la viabilidad de ambos ductos - tanto el costero como el andino-, pues ya no habría petroquímica en el sur, con lo cual nos quedamos "sin soga y sin cabra". Pero si el Estado le apuesta por la petroquímica en Ilo y descarta otorgar licencias para Pisco, corre el riesgo de que por el mayor costo de transporte también nos quedemos sin petroquímica en Pisco y en Ilo, con lo que también nos quedamos "sin soga y sin cabra".Por último, está el dilema político. Aun cuando el ducto costero sea viable, desde el punto de vista económico y constructivo, puede resultar inviable políticamente. Con lo cual la única alternativa viable para el Gobierno sería el apostarle al complejo proyecto andino, que implicará subsidios públicos para hacerlo viable, señala Juan Miguel Cayo, ex viceministro de Energía y de Economía.

  • [Gestión,Pág. 33]
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