Entre centenares de campesinos congregados en la plaza del pueblo huancavelicano de Chuñuna Pampa, Lucila Sedano carga a su hijo que tose a ratos con ruidos lastimeros. Ella tiene 30 años y varios dientes caídos que no reflejan su verdadera edad . Metros más allá, la técnica de enfermería Paulina de la Cruz, la única que atiende en la posta de salud del pueblo, intenta alcanzar entre el tumulto una carta al premier Jorge del Castillo para que ordene el traslado de personal de salud a la zona. "Para mí no hay programa Juntos, no llega", dice Gregoria Quispe mientras pela papas para la sopa que prepara a los médicos de Sanidad de la Policía que ha enviado el ministerio del Interior.