¿POR QUÉ NO PODEMOS SUMAR?
3 de marzo de 2005

¿Sabía que en los últimos tres años, el proyecto A Trabajar Urbano ha generado más de 240 mil empleos temporales, especialmente en zonas deprimidas del país en las que ha contribuido con infraestructura productiva? ¿Sabía que una mayoría de los beneficiarios son mujeres pobres? ¿Sabía que la clave del éxito del proyecto radica en su capacidad de sumar? Resaltan dos factores clave de esta iniciativa, dignos de emular: por un lado, el procedimiento que usa A Trabajar Urbano da pie para que la sociedad civil organizada, a través de las mesas de concertación de lucha contra la pobreza, decida qué proyectos deben realizarse en la comunidad. Es decir, en vez de decidir en una oficina del ministerio en Lima lo que se debe hacer, se incluye a la gente y lo que esta piensa y quiere. ¡Suma con ellos, con lo cual garantiza que lo que se haga funcione! Por otro lado, al permitir que la población más necesitada obtenga ingresos y que ese empleo sirva para generarle un beneficio a la ciudadanía no solo beneficia a quien recibe el empleo sino a la comunidad. Es decir, suma empleo con desarrollo que todos pueden "ver y tocar". Una fórmula sencilla, eficaz, participativa y muy estimulante, pues demuestra que solo sumando se sale adelante. ¿Por qué no tenemos más experiencias de este tipo? ¿Qué podemos hacer para que no se politicen? Promover más iniciativas eficaces de colaboración público-privadas no solo es un tema de voluntad política sino de visión, pues supone una manera moderna de concebir la gestión del Estado. En vez del "papá Gobierno" inaccesible, inalcanzable y, con frecuencia, muy ineficiente, que se ve a sí mismo como la "autoridad" que tiene la última palabra, hace todo, puede todo y tiene que estar en "control de todo" (con lo cual aumenta su poder), toca concebir la gestión del Estado no como un fin en sí misma sino como un medio para servir a la gente y, como tal, busca maneras de sumar. Ser un Estado moderno implica saber sumar, apostar por la gente y confiar en el otro, supone tener la capacidad de escuchar y de adecuarse, implica perder el temor a no estar en "control de todo" para ganar en confianza. En períodos preelectorales, es común ver cómo las autoridades buscan tener "más control" y, con ello, más presencia, con la excusa de generar mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos, limitando la colaboración y sinergias con la sociedad civil. Es responsabilidad ciudadana velar porque los espacios ganados de colaboración entre el Estado y las organizaciones que representan a la ciudadanía no se debiliten y que las experiencias en curso no desaparezcan, sino más bien se desarrollen, señala Beatriz Boza, en la columna "rincón del autor".