La actitud del presidente Hugo Chávez no llama la atención. Como era de esperar, ha respondido con diatribas a los informes internacionales que han difundido diversos medios de comunicación y que vinculan a su gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, lo peor, con una estrategia intervencionista en otros países de la región.Las denuncias son graves, aunque Chávez desacredite las fuentes que las originan, es decir, una serie de documentos que habrían sido obtenidos de las computadoras personales, memorias y discos duros decomisados en el campamento de las FARC en febrero pasado. Interpol, que este jueves dará a conocer los resultados del análisis de los mencionados documentos, ha adelantado que las informaciones difundidas hasta la fecha son meras especulaciones. Sin embargo, el mandatario venezolano ya despotricó de ese organismo, acusándolo de preparar un show en su contra, y también de aquellos que bien podrían cuestionarlo, como el presidente de Colombia Álvaro Uribe.Además, a escasas horas del inicio de la Cumbre ALC-UE, ha aprovechado para lanzar duras y desatinadas expresiones contra la canciller alemana Angela Merkel, por decirle que no representa a América Latina.¿Qué teme el mandatario venezolano? ¿Acaso que se confirme que las pruebas presentadas son ciertas, que él no solo es interlocutor frecuente de las FARC y amigo del líder Manuel Marulanda "Tirofijo", sino uno de sus voceros y cuasi benefactor, a pesar de ser terroristas y de su estrategia intervencionista en otros países de la región?Haría bien Chávez en tomar distancia del quehacer de las FARC, asesinas y socias del narcotráfico colombiano, con quienes no cabe de ninguna manera "sentarse a hablar de política".