Mientras que en Europa y Estados Unidos se incentiva la industria de biocombustibles, aumentan las advertencias sobre el posible impacto de su expansión. En momentos en que el precio del crudo rompe récords, el interés por los biocombustibles ha aumentado. Pero a su vez, las aparentes consecuencias negativas del impulso de su producción, como un indeseable alza del precio de los alimentos, han generado también reiteradas advertencias. La última de estas advertencias ha sido lanzada por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Simon Johnson, economista-jefe del FMI, indicó hace unos días que Estados Unidos y Europa podrían tener que reconsiderar su campaña de aumento del uso de biocombustibles, debido a la disparada de los precios de los alimentos en el mundo. Los precios mundiales de los alimentos se dispararon en cerca de 83% en los últimos tres años, provocando disturbios en los países pobres y amenazando neutralizar el efecto de los esfuerzos vueltos para la reducción de la pobreza, advierten el Banco Mundial y el FMI.