Hay un tema trascendental que, en el tumulto de la politiquería local, no puede pasar desapercibido y exige la atención urgente del Congreso: el de los organismos reguladores, cuya solidez y autonomía, dentro de la estructura del Estado, debe arraigarse de modo profundo, precisamente para librarlos de cualquier intromisión política o de los vaivenes de los cambios de gobierno.Lo último en todo esto es la publicación de las listas de candidatos para nuevos directores, cuyo proceso de selección debe terminar el 21 de mayo. El asunto es realmente preocupante, pues aunque se quiera hacer aparecer el concurso como uno de méritos técnicos, al final la decisión dependerá del Poder Ejecutivo, y del presidente de la República, con lo que no puede descartarse la injerencia política en organismos que deben ser eminentemente técnicos e imparciales.(Edición domingo). PELIGROSA INJERENCIA POLÍTICA Estas no son las únicas modificaciones polémicas impuestas a los organismos reguladores. Antes se hizo un concurso para elegir a los presidentes de Osinerg, Ositrán, Sunass y Osiptel, por un comité que hizo una buena labor, encabezado por el reconocido economista Richard Webb. Sin embargo, esto no es suficiente para garantizar la labor autónoma de los reguladores.Efectivamente, recordemos que en mayo del año pasado se acordó dar a los presidentes de las reguladoras (y quitarla al consejo directivo), la facultad de nombrar y remover al gerente general, lo que ya ha causado suspicacias y serias fricciones en los últimos meses en varias entidades. Asimismo, se dejó sin efecto la renovación escalonada del consejo directivo, que evitaba que el nombramiento de directores coincidiera con los períodos de tal o cual gobierno y con ello la presión política o eventualmente clientelista que ello pudiera generar.