Acababa la sesión del Consejo de Ministros la tarde de ayer cuando el presidente Toledo le pidió a algunos miembros de su gabinete que se quedaran en su despacho. Quería hablar con ellos. El ministro de Trabajo Javier Neves esperaba en la antesala cuando vio salir de él a Álvaro Quijandría, su colega de Agricultura. Quijandría no llevaba precisamente una sonrisa. Poco después de entrar, Neves entendió la razón. Toledo le estaba pidiendo su renuncia al cargo.Al salir de Palacio de Gobierno Javier Neves sospechaba que la poda iba más allá, y tenía razón. Cuando llegó la noche, cuatro ministros del gabinete Ferrero se alistaban para cargar sus chivas y desocupar sus despachos.Fuentes confiables revelaron a La República que los otros ministros a los que Toledo les pidió su renuncia fueron los de Justicia, Carlos Gamarra, y de la Producción, Alfonso Velásquez. El argumento, en líneas generales, habría sido: "Se vienen nuevos tiempos y quiero un ministro con un perfil distinto". Sólo unos días antes "Pocho" Velásquez había recibido un pronunciamiento público de respaldo a su gestión de parte de gremios pesqueros. Paradojas del destino.
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