Cuando el parlamentario fujimorista Ricardo Pando dijo en el hemiciclo del Congreso cuánto amaba a sus hijos, no solo se le quebró la voz, también quebró el ímpetu sancionador del Parlamento que antes permitió el desafuero de Tula Benites (Apra) y Elsa Canchaya (UN) por disponer, al igual que Pando, sendas contrataciones ilegales en sus despachos.Fue así como anoche, de los 74 parlamentarios presentes, solo 37 votaron a favor de la acusación constitucional contra Pando por el delito de falsedad genérica; 8 lo hicieron en contra y otros 11 se abstuvieron. Los otros 18, como los apristas Javier Velásquez Quesquén y Luis Giampietri, o la upepista Karina Beteta, prefirieron abandonar el hemiciclo.