TANTO NADAR, PARA MORIR EN LA ORILLA
18 de marzo de 2008

En los ochenta, las hiperinflaciones se producían por hiperdevaluaciones. El contexto era muy diferente, el sector externo siempre estaba en crisis, por lo que existía un déficit de divisas.Hoy las cosas son distintas, tenemos superávit en el sector externo y la moneda se revalúa, no se devalúa. Se dice que este fenómeno es similar en todas partes y que sería ilógico luchar contra esta corriente. Por otra parte, también se ha dicho que esta es una manera de cumplir con la meta de inflación, pues al estar la economía dolarizada si el precio del dólar baja, los precios de los bienes que están en dólares bajan y, en consecuencia, los precios en general bajan. También se ha dicho que este es un buen método para desdolarizar la economía, la cual genera volatilidad y no permite realizar un buen manejo de la política monetaria. Se han dicho muchas cosas y es necesario ir por partes.En primer lugar, ver si efectivamente es un buen método para cumplir con la meta inflacionaria. En este aspecto, hay que tener en cuenta que precisamente por estar en una economía dolarizada, los agentes económicos trasladan el menor poder adquisitivo que tienen por la apreciación del dólar a sus precios en soles, y no solamente el porcentaje de la revaluación sino también las expectativas por futuras revaluaciones. Este fenómeno no se da en otros países que no están dolarizados, por lo que el fenómeno de la revaluación hace aquí mayores estragos. Es cierto que se están dando medidas para paliar la inflación, como la baja de aranceles o controlar el gasto corriente. Se dice que la inflación es importada y que la inflación subyacente es la que importa y que en esa estamos bien. Se pueden utilizar los instrumentos para paliar la inflación por esas causas, pero si la inflación es por traslado por la pérdida debido a la apreciación, la inflación por esta última causa continuará.En segundo lugar, efectivamente, la economía se está desdolarizando, pero ¡a qué costo! Tengámoslo claro, la criatura nació defectuosa y en muchos casos la operación o el remedio trae peores consecuencias que la misma enfermedad.En cuanto a si se puede hacer algo para parar esta caída, antes hay que ver cuáles son las causas por las que se está generando este exceso de dólares. Por un lado, tenemos que la abundancia de dólares se debe a los superávits en el sector externo, además a la entrada de capitales atraídos por el diferencial de tasas de interés entre el BCR y la FED (5.25% y 3.00%, respectivamente).De las dos fuentes de ingresos de dólares, la más saludable, sin lugar a dudas, es la que se genera por las exportaciones. Es paradójico que se les diga a los exportadores: "…Son ustedes los que están generando esta apreciación, aténganse a las consecuencias…". La otra fuente de generación de dólares, los capitales golondrinos, es la más dañina y, obviamente, es a la primera a la que hay que poner coto. Ya se elevó el encaje bancario, pero ello a su vez está encareciendo el crédito. Hay varios caminos para disminuir el exceso de dólares. Los más usados son: prepagar deuda externa, que ya se está haciendo. Permitir que un mayor porcentaje de las colocaciones de las AFP se haga en el exterior. Y, últimamente, se ha sugerido que los impuestos se paguen en dólares. Sin embargo, ninguno de estos tres instrumentos es tan efectivo como la compra de dólares. Claro, si es que esta se hace para reducir el exceso por superávit en el sector externo, es lo mismo que nada si es para comprar capitales golondrinos.Tal vez habría que hacer un esfuerzo hasta que la implementación del TLC empiece a exigir un mayor uso de dólares, esa debería ser la meta. Sin embargo, también se podría entrar en discusiones bizantinas, sobre si todo lo propuesto es heterodoxo. En mi opinión no es así. Intervenir en el mercado a nivel microeconómico es no respetar las reglas de mercado. Lo otro es sentido común.Después de tantos esfuerzos por sacar adelante este país, cuando estamos a punto de lograr la puesta en marcha del TLC, el grado de inversión, y ahora que tenemos los fundamentos económicos más o menos equilibrados, sería muy gracioso que en el gobierno de Alan García se entre a una recesión ya no por una fuerte devaluación sino por una fuerte revaluación. "Tanto nadar, para morir en la orilla", señala la doctora en Economía, Lourdes Coll Calderón.

  • [Gestión,Pág. 31]
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